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Ana Ramos

El trabajo en el CET consiste en atender los servicios generales que ofrece cualquier colegio mayor: comedor y cocina, lavandería, limpieza… Las alumnas estamos como “apoyo”: trabajamos pocas horas, por eso hay un equipo de profesionales para cubrir estos servicios. Así que no hace falta experiencia ni conocimientos al venir: te van enseñando cuando rotas por las distintas áreas.

Es una forma diferente de vivir mi etapa universitaria, y el trabajo y la posibilidad de desarrollar habilidades profesionales, que es el distintivo del CET, me parece una ventaja.

El programa está preparado para que durante los dos años pases por diferentes bloques y aprendas un poco de todo trabajando con personas con experiencia. Te toca hacer cosas bastante variadas: poner un comedor, hacer algo de repostería o aperitivos, preparar meriendas, miles de bocadillos para una cena, aprender a cocinar algunos platos, recogida de vajilla… Si te toca el área de ropa, aprendes a planchar…

Además, hay una persona responsable de tu formación profesional a la que puedes acudir. En cualquier caso, los estudios son lo primero, y es un trabajo flexible siempre compatible con tus horas de clase, exámenes o prácticas. El trabajo no quita mucho tiempo de estudio: siempre vas a poder estudiar.

Es verdad que es exigente cumplir con tu horario de trabajo, pero seguramente si no tuviera esto no habría venido a Pamplona a estudiar. Así que cuando por las noches estoy cansada y me toca trabajar, pienso ¡merece la pena!.

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